miércoles, 22 de septiembre de 2010

No hay peor ciego, que el que no quiera ver...

Mientras veo "Dónde está Elisa" me doy cuenta de que muchas veces nos queremos hacer los ciegos para no darnos cuenta de lo que realmente está pasando a nuestro alrededor.

Un ejemplo de ello es Viviana, una mujer que tiene su hogar formado con José Angel, su hijo adolescente y uno que viene en camino.  Sin embargo un día el "hogar perfecto" se derrumba.  Viviana se aferra a la idea que todo está bien, hasta que su marido abandona la casa.  Solo allí ella pone los pies en la tierra (o al menos la puntita de los pies) y acepta que su matrimonio se acabó.

No entiende por qué desde hace poco tiempo su hijo expresa tanto rechazo hacia su padre.  Tampoco entiende por qué su mejor amigo gay invita a su ex esposo a fiestas en su casa (si, fiestas gay) y a ella no la invita.  Le cuesta comprender por qué su ex marido y Ricardo, su mejor amigo gay (el de ella, no el de él), hablan tanto por teléfono y tienen una amistad tan estrecha... 

Viviana sospecha algo, pero se niega a aceptarlo.  Su cabeza da vueltas pensando, pero no se atreve a llegar a una conclusión... Viviana no quiere ver lo que está sucediendo en sus narices.  Simplemente es la peor ciega, justamente, porque no quiere ver.

En el capítulo de hoy le preguntó a su amigo Ricardo, si su ex marido es gay... por fin se atrevió, pero él le dijo que hablara directo con su esposo.  Mientras escribo estas líneas la telenovela sigue su curso y yo espero la escena donde José Angel le confiese su tendencia sexual... (según los adelantos así va a ser).

En resumen, a veces las cosas suceden delante de nosotros y por más claras que son, nos tapamos los ojos y nos negamos a verlas... a mi me ha sucedido muchas veces, espero haber aprendido la lección, porque caer en este juego de oscuridad en medio de la claridad, no es muy inteligente.


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